Es fría la tarde, más de lo que cree. Y agradece la longitud de sus mangas. Alrededor se ven grupos de padres y niños que chillan sobreexcitados por los monstruos o el azúcar. Calabazas lo miran con una mueca entre aterrorizadas y sorprendidas, y las farolas lucen con más fuerza porque hoy sus claroscuros son protagonistas. Los timbres suenan y algunas puertas se abren. Nadie desconfía de ese desfile de bestias. Y él se une a las alimañas siendo uno con la masa. Sorprendido, lo conminan a correr con los demás y a quemar las campanillas. Y todos giran y ríen y gritan y vuelve a comenzar. Un ciclo de la vida monstruoso.
Extraído del relato “Halloween”, del libro “Soledad Acompañada”, de A. B. Durán.